Clot by Elena Jiménez

Clot by Elena Jiménez

autor:Elena Jiménez [Jiménez, Elena]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Psicológico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-02-15T00:00:00+00:00


¡BUENOS DÍAS DOMINGO!

En casa de Clot no había persianas así que al poco de amanecer, la luz del sol iluminaba las habitaciones y un chorro de endorfinas se extendía por todas las estancias proporcionando una buena dosis de energía y buen humor, los mejores aliados para empezar el día.

Violeta, se despertó con esa luz del alba y sin pizca de sueño a pesar de haber dormido poco. Saludó como siempre a aquella retahíla de parientes, con más afecto si cabe que el día anterior, y subió al desván para encontrarse con Cecilia hasta que Clot saliera de su habitación e hicieran planes juntas.

Tal vez fueran al mercado por el placer de ver los puestos de flores de la entrada. Era domingo y aunque los puestos de dentro estaban todos cerrados, la puerta principal se transformaba en un espectáculo de aromas, colores y texturas, reunidas allí por amantes de las flores, que con primor exhibían sus trofeos como si más que un mercado fuera una exposición. A Clot le maravillaban las flores, un gusto que asumía como herencia familiar, concretamente de su abuela materna, y en ese mercado, los domingos, las flores eran las protagonistas: flores curiosas, comestibles, dulces, coloridas, elegantes, todas ellas despertaban su admiración. Entonces, Clot solía preguntar a Violeta: ¿Qué sentimiento te evoca esta? ¿Y esta otra a quien te recuerda?, respondía Violeta. Y así seguían por un buen rato, como si este juego fuera el centro del universo.

También había una zona dedicada a las plantas de huerta que olía de una forma especial, aunque era mucho más pequeña. La gente de campo llevaba allí las matas sobrantes de sus semilleros y las intercambiaba, tratando siempre de que no quedara una sin encontrar un lugar donde sobrevivir, así fuera en el hueco más recóndito de cualquier huerto. Aunque la huerta de Clot era muy pequeña y casi rescatada del asfalto, cada año adoptaba a algunos de aquellos esquejes a los que daba cobijo y cuidaba con cariño. Allí pasaba muchas horas, aparentemente arrancando las malas hierbas, removiendo la tierra o regando sus plantones, pero en el fondo solo eran tareas para desarrollar su gimnasia atencional. En aquellos escasos metros, Clot cultivaba el amor y cuidaba la conexión con la naturaleza en una red imaginaria de hilos eternos. El resultado era bueno a pesar de que la tierra era poco fértil, porque las habas crecían tiernas, las cebollas eran dulces, de las que se pueden cocinar sin derramar una lágrima y los tomates, carnosos y de un rojo intenso. Los cultivaba con tanto mimo que hasta algunos le salían con forma de corazón.



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